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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


miércoles, 16 de enero de 2013

PLACER EFÍMERO

Desnudo, el macho se inclinó sobre la hembra, bajó los tirantes de la prenda roja y descubrió sus pechos protuberantes...
    Nada más despedir a sus amigas, EL CANOSO volvió al salón y se tiró encima de Olivia, que seguía tumbada en el sofá. Cual cazador ansioso por atrapar a su presa, volcó sobre ella todo el peso de su cuerpo y mordisqueó su cuello y sus pómulos. Lenguas enredadas en besos largos y profundos y las manos de él desabrochando la chaqueta de punto negra que ella vestía sobre un sugerente top de seda roja. LARGA FIESTA
                          
    Desnudo, el macho se inclinó sobre la hembra, bajó los tirantes de la prenda roja y descubrió sus pechos protuberantes, que crecían con las caricias de los labios masculinos. Labios que viajaban de los pezones a la boca y manos que despojaban a Olivia del resto de su ropa íntima. Los dedos exploraban el bosque humedecido y abrían los pétalos de la flor cubierta del rocío del placer. El árbol de la vida se introdujo en la tierra blanda que se balanceaba para recibir al tronco que embestía con fuerza, entrando y saliendo hasta regar con su savia blanca la completa extensión del jardín gozoso...
    Con la piel aún erizada por las vibraciones del orgasmo, Olivia escuchó los rugidos de la fiera saciada y comprobó con decepción que su compañero, además de dormir como un lirón, roncaba. Aunque ella también se había quedado satisfecha, el placer sentido se le antojaba excesivamente efímero. No tenía sueño y no sabía qué hacer. Le irritaban los hombres que se dormían un instante después de eyacular y ese hecho, unido a los molestos ronquidos, la incitó a tomar la decisión de marcharse. No quiso despertarlo para despedirse, pero le dejó una atenta nota que incluía su número de teléfono.
    Días después, en vísperas de Fin de Año, Olivia supo por amigos comunes que El Canoso estaba preparando una gran fiesta en su casa para celebrar la Nochevieja. Esperaba que la telefoneara para invitarla, pero esa llamada no se produjo. Ella hizo planes con Emi Abbott que, por supuesto, incluían terminar la noche en El Maligno, donde volvieron a encontrarse. El Canoso entró en el club al despuntar el alba del primer día de 2013, acompañado de varias jovencitas. Olivia estaba en la barra cuando lo vio llegar. Alzó su mano derecha para saludarlo entre el gentío que se agolpaba para pedir bebidas, sin obtener respuesta alguna del caballero, que actuaba como si no la hubiera visto. Y ella, sorprendida por tanto desdén, se hizo paso entre la gente y se plantó justo a su lado, esperando una reacción que no se produjo. Ni un simple “hola” por parte del hombre, que charlaba animadamente con sus amigas e ignoraba por completo la presencia de Olivia.
   -No entiendo su actitud ni sé por qué está tan ofendido. No me marché de su casa sin despedirme. Le dejé una nota, comentó a Emi. Al menos, debería saludar, aunque solo fuera por educación, precisó .
    -No sé de qué te extrañas. Aquí abundan los hombres oscuros, rió esta última.
    -Y maleducados, por lo que veo.
   -Deja de darle vueltas, Olivia. No te preocupes por la reacción de un viejo que no te pega nada.
    -Me caía bien. Pensaba que podíamos ser amigos.
    -Pues te has equivocado, ya lo ves, aseveró Emi.
    Olivia asintió y no volvió a mirarlo durante el resto del tiempo que permanecieron en el club.
   -Pensándolo bien, no me interesa seguir relacionándome con un individuo que se queda dormido después de un buen polvo, aseguró a su amiga.

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