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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


viernes, 8 de febrero de 2013

IMPETUOSO DESEO

El ímpetu del deseo era tan fuerte que no pudo resistirse a su vehemencia...
  Desde que Emi Abbott abandonara la habitación de hotel que ocupaba junto a El Polaco SIN DECIR ADIÓS, dos hombres se han colado con fuerza en sus pensamientos, avivando los deseos larvados por la despedida.
    Emi puede soportar un tiempo prudencial sin mantener relaciones sexuales, pero es de las mujeres incapaces de disfrutar de la vida sin que el mundo masculino ande rondando sus cabezas. Después de los besos profundos con El Publicista al que conoció la noche en que estrenó soltería ENAMORADIZA, lo había vuelto a encontrar en el mismo local donde se conocieron. Sin embargo, no hubo besos en este segundo encuentro. Ni siquiera un mínimo roce. Se saludaron y él la llamó Aurora. O la estaba confundiendo con otra persona o había olvidado su nombre, y cualquiera de las dos cosas molestaba a Emi, que optó por desaparecer del local y marcharse a casa. Así de impulsiva es ella. Sobre todo, si se trata de huir de algo que no le gusta o le sienta mal. Esa noche pensó que estaría mejor durmiendo sola que dando vueltas en un bar alrededor de un tipo que no pensaba en ella y se marchó sin despedirse. Fiel a su costumbre de sustituir a uno por otro de forma casi instantánea, Emiencontró en El Quechua al hombre que habría de calmar el ímpetu sexual avivado por la ausencia. No hacía el amor desde aquellas TRES NOCHES que pasó en un hotel de Madrid junto a  El Polaco.
                               
    La madrugada que conoció a El Quechua empezó a llamarlo El Montañero, puesto que él hablaba y hablaba de su afición a escalar altas cumbres. Ocurrió en El Maligno durante una LARGA FIESTA con Olivia N. Cuando el club cerró sus puertas y su amiga se marchó acompañada por EL CANOSO. ella hizo lo propio junto a su nuevo ligue pese a que su forma de besar, que ya había probado en la habitación azul, no le había resultado muy placentera. Unido a sus ganas de una aventura sexual, el factor que la empujó a invitarlo a pasar unas horas de pasión fue que su amiga Wynie Smith se encontraba fuera de la ciudad y le había dejado las llaves de su cercano apartamento.
    Caminaron despacio hacia allí, sin parar de besarse, y Emi comprobó satisfecha que el hombre había seguido sus instrucciones y se esmeraba en hacerlo como a ella le gustaba, besos profundos con lenguas enredadas en lugar de lametones en los labios. Cuando al fin llegaron al apartamento, la contrariedad se impuso al deseo y les resultó imposible acceder a su interior. La llave no abría y, entretanto ella intentaba sin cesar que la cerradura respondiera, El Montañero se distraía en introducir su mano bajo la falda hasta acceder a la intimidad femenina más recóndita.
    Emi se excitaba por segundos y la maldita llave no cejaba en su empeño de aguarle la fiesta. Las circunstancias la obligaron a que, por primera vez en su vida, decidiera meter en su propia cama, a sabiendas de que sus hijas estaban en casa, a un hombre distinto a su ex marido y padre de las jóvenes. El ímpetu del deseo era tan fuerte que no pudo resistirse a su vehemencia. La temperatura sexual de Emi subió aún más en el taxi, cuando El Montañero le colocó la mano derecha entre sus piernas y ella cató admirada la erección de una herramienta que adivinaba enorme y dura bajo el pantalón... (Continuará)

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