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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


martes, 1 de enero de 2013

RELACIONES INTRIGANTES

        ...Comprobó estupefacta que, además de La Otra, dos mujeres desconocidas la seguían...
    Después de pasar juntos una larga noche SENSUAL Y SEXUALWynie Smith y El Profesor de Matemáticas saludaron al nuevo día con un deseo renovado que los envolvía por completo. Era lunes y ella tenía que recoger a su hijo en el colegio a la una de la tarde. Debía pasar la mañana trabajando pero, cuando sonó el despertador y abrió los ojos, miró el robusto cuerpo desnudo de su compañero y, en vez de levantarse y ponerse con sus tareas, se recostó en su torso y besó con delicadeza sus labios dormidos. Él reaccionó, la estrechó entre sus brazos y la besó profundamente. Poco después estaban dando vueltas en la ancha cama, los cuerpos enredados, uno dentro del otro y el otro dentro del uno. Los gemidos se hacían más intensos en cada embestida, laberinto de piernas y brazos anudados y el gozo de la penetración intensa y profunda que los llevó al paraíso, alzándose sobre la corriente que hacía vibrar sus cuerpos al unísono. Después llegó el momento de relax, un rato que pasaron con los labios pegados, ella encima de él, mirándose de frente y escuchando el latido acompasado de sus corazones... Una ducha compartida, un desayuno frugal -té para él, café con leche para ella- y el adiós acostumbrado, justo al mediodía.
    -Me marcho, querida, le anunció.
    -¿Tienes clase ahora?
   -No. Hasta las tres de la tarde no empiezo, pero prefiero irme y dejar que te organices tranquila antes de recoger a tu hijo, le indicó.
   Tomó sus mejillas, la besó en los labios y le aseguró que la llamaría pronto. Wynie agradeció el detalle. Recordó lo nerviosa que se ponía en la primera época de la relación, cuando el profe agotaba a su lado hasta el último minuto mientras ella le pedía con insistencia que se marchara. Le horrorizaba la posibilidad de que su ex marido y su hijo pudieran verlo salir de su apartamento.
                         
     Cambió la ropa de la cama y ordenó el dormitorio y el resto de la casa. Miró el reloj y se dio cuenta de que aún le quedaba un cuarto de hora para salir. Era poco tiempo para empezar a trabajar, pero suficiente para encender el ordenador y mirar los encargos de la semana. Una vez realizadas ambas operaciones, abrió su cuenta de twitter y comprobó sorprendida que La Otra, es decir, la mujer con la que vivía su ex amigo especial EL TUITERO había empezado a seguirla. Abrió los ojos de par en par y actualizó la página para cerciorarse de que lo que mostraba la pantalla era una realidad y no un espejismo. Y comprobó estupefacta que, además de La Otra,  dos mujeres desconocidas y de profesiones distintas a la suya también la seguían. Sospechó que todas tenían algo en común: una relación -pasada, presente, futura o en ciernes- con El Tuitero, pero carecía de tiempo para hacer averiguaciones. Correspondió a las tres, apagó el portátil y salió de casa apresuradamente.
   No volvió a mirar twitter hasta bien avanzada la tarde, mientras su hijo hacía los deberes. Y su estado de asombro crecía vertiginoso mientras leía los mensajes que La Otra ÁCIDO OTOÑO cruzaba con una tercera, una chica joven que mostraba en su perfil una imagen sonriente y simpática. Hablaban del mismo individuo sin nombrarlo pero teniendo ambas bien claro a quién se referían. Para La Otra se trataba de un tipo miserable y sin sentimientos, cuyo único objetivo era aprovecharse de las mujeres en un doble sentido, sexual y económico. La chica joven, por el contrario, lo calificaba de amigo entrañable y ambas discutían sobre quién lo conocía más o mejor. Wynie ignoró la conversación de ambas y abrió la casilla de mensajes directos, o sea, privados. El pasmo que se llevó fue aún mayor. Estaba llena de textos escritos por La Otra, en las que le contaba cómo la había abandonado sin explicaciones después de haberle sacado hasta el último céntimo de su cuenta corriente. Quería dejarle claro que el hombre en cuestión era una persona muy mala y pretendía prevenirla porque, según ella, volvería a llamarla en breve. Reiteraba el aviso de que no se le ocurriera prestarle dinero y le dejaba su número de teléfono para que hablaran.
   Wynie decidió llamarla, incitada más por el gusanillo de la curiosidad que por los sentimientos que guardaba respecto a su antiguo amigo, a quién había dejado pudrirse en el pasado de su vida RELACIONES Y DECEPCIONES. Aunque a ella nunca le pidió dinero prestado ni le debía nada, la verdad es que la había decepcionado. Ignoraba si volvería a verlo otra vez y lo que podría acontecer entre ellos. Lo único que tenía claro es que la confianza y la empatía que un día disfrutaran juntos y les hiciera pasar momentos maravillosos se había roto para siempre. (Continuará).

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