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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


miércoles, 2 de enero de 2013

POLLO A LA MARENGO

Una original y antiquísima receta, escrita por mi bisabuela
   Esta receta de Pollo a la Marengo forma parte de un recetario mucho más antiguo, que escribió mi bisabuela y que mi abuela cosió cuidadosamente a uno de los suyos. El tipo de papel y la caligrafía lo diferencia claramente del resto.  La forma de cocinar el pollo, salteándolo sin apenas aceite y acompañado de “cebollitas del tamaño de nueces” me llamó poderosamente la atención y decidí probarlo. La aventura fue un éxito y tanto mi hijo como yo lo disfrutamos mucho. Enumero a continuación los ingredientes y paso luego a copiar textualmente del viejo cuaderno la forma de elaboración.
    INGREDIENTES:
   Un pollo troceado, 12 cebollitas del tamaño de nueces, 1 hoja de laurel, un diente de ajo, una copa de coñac, aceite de oliva, un vaso de caldo, sal, pimienta o agua. (Las cebollitas que yo encontré son las llamadas "francesas", más grandes que una nuez pero mucho más pequeñas que las cebollas corrientes).
    MODO DE ELABORACIÓN:
    En una sartén ancha y chata se echa aceite fino para mojar el fondo nada más. En tan poca grasa y sobre fuego muy vivo se saltean los trozos del ave con una docena de cebollitas del tamaño de nueces, una hoja de laurel, un diente de ajo y la sazón correspondiente de sal y pimienta. Las cebollas y los trozos de pollo han de dorarse muy bien y por igual en media hora escasa, sin dejar un instante de saltear la sartén. Al cabo de este tiempo se saca el pollo de la sartén con una espumadera, se aparta en un plato y la grasa y las cebollas de la sartén se pasan a una cacerola para rehogar en ella una cucharada de harina hasta que tome color de castaña, revolviéndola sin cesar durante cinco minutos. Se moja enseguida con caldo de puchero o agua y se añade una copita de buen coñac. Así ligada, la salsa cocerá sobre fuego fuerte otros cinco minutos, pero meneándola siempre con la espátula y apartando luego la cacerola de la lumbre, se incorpora el pollo que habíamos reservado, se tapa bien la cacerola, se pone otra vez al fuego y se va añadiendo agua hasta que esté tierno.
    La receta no tiene ninguna dificultad, aunque reconozco que la media hora salteando el pollo sin parar requiere la paciencia que debe caracterizar a cualquier cocinero o aficionado que se precie. Una vez conseguido el salteado, el resto de la receta resulta muy fácil. Espero que os animéis a preparar este guisado sabroso y original. Un plato exquisito para una comida familiar o romántica, según los casos.
    ¡Que paséis una feliz tarde! Y si es erótica, mejor...

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