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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


miércoles, 2 de enero de 2013

NUEVA CONQUISTA

Un tipo alto, de rostro delgado y risueño y cabellos blancos, la miraba embobado...
    Cuando se cruzan las puertas de El Maligno desaparecen los compromisos y se olvidan los amores. Los hombres se quitan el anillo; las chicas buenas se vuelven malas; y las malas, peores. Se establecen relaciones variopintas y complicidades impensables. Ellos hablan de las fáciles y de las difíciles; de las que conocen porque son clientas asiduas y de las que no saben nada porque acaban de llegar por vez primera; de las que se han tirado alguna vez y de otras a las que jamás han tocado, y no por falta de ganas. Ellas tampoco se quedan atrás. No resulta extraño escuchar a un grupo de mujeres reírse a carcajadas a causa del escaso tamaño de los atributos de un hombre al que todas han probado.
                        
   La noche en que Olivia supo por Wynie que El de 28 estaba besándose con otra en la fila para entrar a los baños y decidió ignorarlo, un atractivo caballero llegó para ocupar su hueco, tal como esta última había previsto. NOCHE EN EL MALIGNO Entró en la sala azul y se plantó frente al sofá que ocupaba el grupo, mirándola embobado. Olivia se sintió observada y alzó la vista. Frente a ella, un tipo alto, de rostro delgado y risueño y cabellos blancos. Según sus cálculos, debía ser unos ocho o diez años mayor y podría tratarse de su primera incursión en el club. Estaba segura de no haberlo visto nunca por allí. Le devolvió la sonrisa que le dirigía y el galán le preguntó con voz de locutor de radio si le gustaría tomar una copa con él. Olivia no dudó en dejar a Emi y a Wynie con los amigos de El de 28 y seguir hasta la barra a su nuevo pretendiente.
    Mientras El Canoso pedía las bebidas de ambos, Olivia miraba por el rabillo del ojo a El de 28, que conversaba animadamente con la mujer a la que, según las informaciones de Wynie, acababa de besar en la boca. Hecho que no le extrañaba, puesto que su amante la tenía cogida por la cintura hasta que se dio cuenta de su presencia y la soltó. Olivia dejó de observarlo de reojo y se dispuso a coger el vaso que te ofrecía su nuevo acompañante y desaparecer a su lado, en dirección a la habitación roja.
    Tomaron asiento en un sofá de dos plazas. El Canoso alzó su copa al tiempo que le dirigía una cautivadora sonrisa y Olivia cayó en las redes de la seducción.
   -Si sigues regalándome esas sonrisas soy capaz de enamorarme, expresó con voz coqueta.
  -Siento que eres especial, le contestó él. No suelo hablar con mujeres que están acompañadas, y mucho menos, invitarlas a una copa para que se vengan conmigo, precisó.
   -No lo he hecho por la copa, aclaró ella. He querido dejar que me conquiste un caballero como tú.
    -Un honor escuchar esas palabras de labios tan hermosos, la piropeó el hombre. Espero y deseo no decepcionarte, pronunció segundos antes de acercar su boca a la de Olivia y entregarse a un beso cálido y profundo, duradero y dulce...
     Nada más separar sus rostros, Olivia descubrió a El de 28 allí plantado, delante de ellos, como si estuviera esperando que terminaran de besarse para hablarle. En esta ocasión, estaba en lo cierto.
   -Vamos a tu casa, Olivia. Quiero estar a solas contigo, expresó en tono expeditivo, ignorando la presencia de El Canoso.
    -Estoy acompañada, por si no te has dado cuenta, contestó ella, cortante. Y no quiero volver contigo en plan pareja. Ni ahora ni nunca, que lo sepas. Con lo que te hace sufrir LA PRESUNTA IMPLICADA y los besos de tus nuevas amistades, ya tienes suficiente circo en tu vida. No me interesa formar parte de tu corte femenina, indicó con retintín.
    -No existe esa corte de la que hablas. Te confesé que me había enamorado de La Presunta Implicada y lo mantengo. Pero a ella no puedo tenerla y en cambio tú, cuando has estado conmigo, me has dado más de lo que cualquier hombre podría soñar. No quiero perderte.
    Al escuchar la impetuosa declaración de su rival, El Canoso hizo amago de levantarse.Olivia lo retuvo con un expresivo gesto y las siguientes palabras:
     -No te levantes. Es él quien debería marcharse. Mi elección está clara.
    El de 28 no respondió. Volvió la espalda y se encaminó hacia la puerta de salida de la estancia.
     -Lamento que hayas dejado a tu amigo y yo no pueda ofrecerte que pasemos juntos el resto de la noche. En unas horas me marcho de viaje, pero me gustaría invitarte a desayunar a mi casa. Vivo cerca, al lado de la Plaza Mayor. ¿Aceptas?, inquirió.
    -Encantada. Si no te importa, voy a despedirme de mis amigas y te acompaño.

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