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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


lunes, 3 de diciembre de 2012

SUEÑOS Y REALIDADES

    Ellas y sus fantasías sexuales
   El intenso frío invernal que azota Madrid contribuyó a reunir una noche reciente a Emi, Katty, Olivia y Wynie en el apartamento del barrio de los Austrias propiedad de esta última. Hacía mucho tiempo que el grupo no coincidía al completo debido a las desavenencias surgidas entre Olivia y Wynie a causa de El de 28 y unas fotos publicadas en Facebook Amigas, hombres y celos. Emi, empeñada en poner fin a la complicada situación, se las ingenió para convencer a las dos en discordia de que hablasen y solventasen sus diferencias, con Katty y ella misma ejerciendo como testigos. Así transcurrió la primera parte de una velada en la que Wynie preparó albóndigas de merluza siguiendo una receta con solera de Abremeloya. Además de comer, durante la cena hablaron, lloraron y se abrazaron entre bocado y bocado. Decidieron abandonar las malditas fotos de Facebook en el almacén del olvido y volver al afecto, la complicidad y los buenos momentos que durante los últimos años las mantuvieron tan unidas. Brindaron por la superación del bache y celebraron con burbujas doradas el advenimiento de una amistad renovada.
   Tras vaciar la botella de cava, la anfitriona quiso agasajar a sus amigas con un tesoro que guardaba en el fondo de un armario desde hace más de un lustro: una botella de brandy Remy Martin Louis XIII, considerado entre los tres mejores cognac del mundo. Se la regaló su amante El Político durante la época dorada del romance furtivo que mantuvieron Mis amigas y, hasta esa noche, no había encontrado el momento idóneo para abrirla. Las bajas temperaturas y el sueño que tuviera la madrugada anterior propiciaron la ocasión.
  -Tengo que contaros que anoche soñé con El Polìtico, anunció. Hoy quiero abrir y terminar en vuestra compañía esta botella que él me regaló. Ni un solo recuerdo suyo permanecerá en esta casa cuando salga de nuevo el sol. Hay que soltar lastre, que llega un nuevo año, indicó con una media sonrisa dibujada en su semblante.
   -Ya me extraña que conservaras esa reliquia, comentó Emi. Estaba convencida de que todo lo que te relacionaba con Él Político lo echaste a criar malvas en el pasado de tu vida.
   -Así lo creía yo hasta que tuve un sueño que me incitó a pensar que algo suyo quedó vagando por el limbo de mis recuerdos, anclado en un lado oscuro de mi ser que ni siquiera yo reconozco, contestó la aludida. La botella es su representación mundana.
   -Tú, tan elocuente como siempre. Cuéntanos ya el sueño y déjate de tanta palabrería remilgona, terció Olivia con retintín.
    -Eso digo yo. Empieza, la secundó Katty.
   Wynie volvió a llenar las cuatro copas del carísimo brandy, se acomodó en el sofá y tomó aire antes de empezar.
   -Estábamos sentados uno al lado del otro, en sendos asientos de primera clase de un avión que surcaba el Atlántico. El echó unas cortinillas azules que nos aislaban de miradas curiosas y empezó a besarme y a acariciarme los pechos. Yo respondía a sus caricias con una excitación creciente y le pedía que me penetrara allí mismo, sobre aquellos asientos de primera.
    -¡Qué morbo!, exclamó Katty mientras las demás permanecían atentas a la disertación de la anfitriona. ¿Te lo llegaste a tirar en el sueño, o es que habías tenido una experiencia parecida en la realidad?, inquirió.
    -Nunca he tenido la suerte de que me ocurriera nada parecido en la vida real, y mira que me he subido veces a un avión, aunque en primera no tantas, precisó Wynie. Lo gracioso del asunto es que en el sueño terminé haciendo el amor en un asiento de primera, pero mi compañero no era El Político, sino un apuesto pasajero alemán con el que congenié cuando mi amante se quedó dormido.
    -Recuerdo que una vez me contaste que una de tus fantasías sexuales más recurrentes era la de hacerlo en un avión. Lo que sucede en el mundo onírico suele ser un reflejo de los deseos o las ilusiones que ansiamos y no hemos podido llevar a cabo en la vida real, aseveró Olivia.
   -Bueno, ya sabemos cuál es la fantasía sexual de Wynie. Ahora faltamos las demás. ¿Quién empieza?, se digirió Emi al grupo, levantándose del sofá y alzando su copa.
    -Brindemos por las fantasías sexuales, propuso Katty.
    Se escuchó el tintinar repetido de las copas al chocar. El grupo se acomodó de nuevo en el sofá y se dispuso a seguir hablando de fantasías sexuales. (CONTINUARÁ)
                                                         RoCastrillo

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