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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


viernes, 7 de diciembre de 2012

EL ARTISTA DE LA LENGUA

  ...Se afanó con delicadeza y esmero hasta notar las vibraciones del interior de la hembra...
    Antes de invitarlo a su casa, Wynie Smith pasó un buen rato coqueteando con El Guiri en El Maligno. DOS MUJERES, DOS COPAS... Bailaron y siguieron besándose... Bebieron y bromearon... Él le sugirió que se marcharan juntos y ella le indicó que tendría que pasar el casting. ¿Tienes casa, vives cerca, hay té?, preguntaba él, tú también tienes que superar mi casting, jajaja, reía mientras hablaba con su simpático acento guiri. Llegó el día pero la noche continuaba en El Maligno. Hasta que M., el dueño, cortó la música y anunció que la fiesta había terminado.
 -Espero haber pasado el casting, porque mi amigo ya se ha ido y pensaba quedarme en su casa, murmuró el guiri al oído de Wynie.
   -Pues no se qué decirte... contestó ella sonriendo y con aire interesante, las bocas muy cercanas, casi rozándose...
    -Soy muy bueno en el sexo oral. Me gusta mucho y puedo estar bastante tiempo ahí abajo...
    -¡Jajaja, jajaja! ¿Bastante tiempo cuánto es, una hora? Jajaja, jajaja. Wynie recordaba la conversación entre El Atrevido, El Interesante y El Guapo y reía abiertamente... CONVERSACIÓN MASCULINA EN EL MALIGNO
    -¿Puedo saber por qué te ríes así?, preguntaba El Guiri despistado mientras M. insistía en acabar la fiesta y Wynie persistía en su alocada risa...
    -De acuerdo, vamos a mi casa. Me encantará comprobar que lo que dices es cierto pero si es un farol, no importa. Me caes muy bien y me han dado buenas referencias tuyas, jajaja, jajaja.
    -¿Buenas referencias, quién, qué te han dicho de mi...?
    Bajaban las escaleras y El Guiri la interrogaba. Wynie le reveló que la decisión de llevarlo a su domicilio estaba tomada desde antes de que se fuera su amigo, porque de lo contrario él no hubiera podido quedarse allí. M., el propietario de El Maligno, no permitía que sus clientes se marcharan y dejaran a invitados desconocidos en el local. Y le hizo saber que fue precisamente M., junto a su amigo -un antiguo cliente- quienes le aseguraron que él era un buen tipo y podía llevarlo a su casa con toda tranquilidad.
    El Guiri suspiró aliviado y caminaron calle abajo, cómplices abrazados en la mañana fría, gris y húmeda. Al entrar en casa, Wynie cerró todas las ventanas con la intención de prolongar la noche. Se desnudaron mutuamente, sentados en el borde de la ancha cama. Se besaban y escudriñaban al son del movimiento de sus cuerpos para deshacerse de las ropas, que quedaron esparcidas por el suelo de madera...
   Con algún grado más de temperatura, unos cuantos besos después, El Guiri colocó su rubia cabeza entre las piernas femeninas. Rozó con la punta de la lengua cada centímetro de la superficie del pubis rasurado, adentrándose en cada pliegue y cada rincón de aquellos labios mojados de deseo que ansiaban sus caricias... Localizado el punto donde notó que la respiración de ella se aceleraba y subía el volumen de sus gemidos, se afanó con delicadeza y esmero hasta notar las vibraciones del interior de la hembra, cuyo cuerpo se balanceaba al ritmo de los espasmos de un orgasmo prolongado... Y repitió la operación tantas veces durante aquella mañana convertida en noche, que Wynie perdió el control del tiempo hasta que la noche los envolvió de nuevo sin que ella lo percibiera... Implacable, el hambre bombardeó sus estómagos y tuvieron que parar para saciarla...
    Sentados en la mesa, las manos cogidas, los rostros gozosos y las bocas engullendo trozos de pizza calentada en el microondas, Wynie recordaba satisfecha la conversación masculina en El Maligno y concluía para sus adentro que sí. Que, efectivamente, un hombre podía prolongar el cunnilingus durante una hora. Volvió a reírse y decidió hacer al guiri partícipe de sus reflexiones. Rememoró el reto de El Atrevido y su negativa a comprobarlo entonces. Él se interesó en conocer el motivo.
  -Simplemente, el tipo no me gustaba. De todas formas, no me hubiera ido con él así, abiertamente, después de lanzar semejante alegato en público. Además, como nadie se lo creía y yo no lo había experimentado antes, no llegó a despertarme el interés suficiente.
    -Espero que hayas cambiado de opinión, ¡jaja!
   -Por supuesto. He tenido la suerte de encontrar a un artista de la lengua como tú. La mayoría de los hombres son muy torpes en estas cuestiones, y los españoles, más aún.
    -¿Eso crees?...
    Wynie se levantó para preparar café. La conversación continuó y el maratón sexual de la pareja se prolongó el resto del fin de semana, hasta que El Guiri llamó a un taxi con el tiempo justo para no perder el avión.
    Mañana os contaré el final de la aventura. Mientras tanto, espero vuestros comentarios sobre el juego sexual conocido como cunnilingus. Os animo, hombres y mujeres, a opinar sobre su duración, la intensidad y calidad del orgasmo que provoca o la pericia del que lo ejecuta.                  

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