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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


miércoles, 27 de junio de 2012

OLIVIA, EL ANSIA DEL AMOR IMPOSIBLE

     ...La empotró contra el balcón y la penetró con la avidez...
   Olivia N. compartió con El de 28 un suculento desayuno en la intimidad del salón de su casa, un día después de haberle dado a su cuerpo el placer inconmensurable del sexo apasionado y ardiente junto a un joven FaraónLa Faraona Un episodio que, por motivos sin determinar, llegó a oídos del primero y provocó que la llama del orgullo de macho herido prendiera con fuerza en cada una de las fibras de su potente anatomía.
    Sentados ambos frente a una mesa llena de tortitas americanas con nata y sirope de chocolate, tostadas con mantequilla y mermelada, yogures y zumos de frutas, El de 28 la miraba de soslayo con ojos de deseo mientras cubría de nata la superficie de la tortita que acababa de servirse. Olivia vestía una camiseta de amplio escote que dejaba al descubierto gran parte de sus voluminosos pechos. La líbido del hombre explosionó al fijar en ellos su vista y, como presa de un impulso irresistible, enfocó el bote de spray de nata y pulsó con fuerza el botón de salida. La generosa delantera de Olivia se tiñó de blanco al tiempo que ambos estallaban en risas. El de 28 se abalanzó hacia ella y devoró con ansia y deseo la nata de sus pechos...
    Se habían visto todos los días desde aquella mañana. Tal como le prometiera en un tiempo aún cercano, la visitaba con regularidad, la mimaba y la amaba sin esperar nada a cambio. De hecho, Olivia seguía sin creerlo. Sentía que iba a esfumarse como el viento cualquier mañana y se negaba a sufrir. No confiaba en él. Por mucho que se le hiciera lejana la última vez que desapareciera sin motivos ni explicaciones. Corazón Cerrado
   En teoría, la llegada del verano le había traído el regalo del amor. El de 28 no se apartaba de su lado y Olivia optó por permitir que la acompañara a los saraos y eventos a los que asistía con frecuencia. Unas la felicitaban por su apuesto compañero y otras le dirigían miradas de envidia que ella recibía con el orgullo de las hembras poderosas.
   Una de esas noches, estaba invitada a una fiesta privada que se celebraba en una lujosa vivienda frente al parque de El Retiro. Al fondo del gran salón, unas escaleras de caracol conducían a una especie de torreón con una balconada que ofrecía hermosas vistas a todo el centro de la capital de España. El de 28 se quedó maravillado cuando la anfitriona les mostró tan maravilloso espacio. Imaginaba a Olivia desnuda y agarrada a la balaustrada, y a él amándola con el ímpetu del que siente que la ciudad y el mundo entero están a sus pies.
   En el momento más álgido de la fiesta, cuando los invitados bailaban o charlaban en el salón, la mayoría con unas copas de más, El de 28 cogió a Olivia por la cintura y la condujo con disimulo hacia las escaleras de caracol. Subieron los peldaños sin hacer ruido y él abrió y volvió a cerrar con sigilo la puerta de la terraza. Solos frente a la manta verde del Retiro y las puntas de los tejados de Madrid, él la besó con labios rebosantes de deseo al tiempo que sus manos se afanaban en desprender la ropa de su cuerpo. Tal como había soñado despierto poco antes, la empotró contra el balcón y la penetró con la avidez del hombre y la ternura del niño...
    Gozaron juntos de una pasión efímera y furtiva que Olivia sintió equivalente a su amor: corto e imposible. Antes de abandonar aquel torreón encantado, la princesa recibió en sus labios rosados el dulce beso del príncipe. Porque su sabor era dulce aunque ella lo presagiara amargo. Mientras bajaban las escaleras de caracol, sintió en su piel aceitunada el frío del adiós. Tenía la certeza de que lo suyo con El de 28 era un amor imposible. Por muchas horas que lo tuviera a su lado y muchos te quiero que salieran de su boca...
    No confiaba en él y se negaba a enamorarse. Con todas sus fuerzas. Con las mismas que ansiaba el disfrute de su cuerpo. La controversia del sexo inigualable y el amor imposible...                                                                                              

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