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Un blog de relatos eróticos y cocina con solera. Los relatos narran las aventuras de cuatro mujeres divorciadas y sus conversaciones sobre sexo y hombres. Las recetas se elaboran siguiendo viejos cuadernos de cocina, escritos a principios del siglo XX


viernes, 1 de junio de 2012

LA NUEVA REFORMA FINANCIERA

Los expertos dudan de que las nuevas medidas lleven el crédito a la Economía real, como asegura el Gobierno
   La profunda crisis económica española continúa haciendo estragos. Muchas familias afrontan con miedo e impotencia una realidad marcada pro el desempleo y la falta de recursos para hacer frente a sus necesidades básicas. La reforma del sistema financiero aprobada el pasado jueves en el Congreso de los Diputados hará, según el Gobierno, que la banca española recupere la credibilidad en los mercados y, en consecuencia, pueda reabrir el grifo del crédito a las familias y a las pequeñas y medianas empresas (PYMES).
En la imagen, el ministro de Economía, durante la convalidación del decreto en el Congreso
     Durante el debate celebrado en el Congreso de los Diputados para convalidar el decreto de reforma, el ministro de Economía y CompetitividadLuis de Guindos, aseguró que la medida era “indispensable” para superar la crisis actual y que permitirá tener un “sistema financiero más eficiente, saneado e integrado”.
    El ministro quiso dejar claro que la reforma posibilitará a los bancos la concesión de créditos a familias y medianas empresas, lo que contribuirá a aliviar las embestidas de la crisis económica. Sin dudar de sus buenas intenciones, la realidad de la situación actual resta credibilidad a las palabras del responsable de Economía. Se lo recordó durante el debate el portavoz del Bloque Nacionalista Gallego (BNG)Francisco Jorquera, cuando apuntó que se trata de la sexta reforma financiera -la segunda del actual Gobierno- y que seguimos viendo la misma película proyectada una y otra vez sin que mejoren las secuencias”.
    En general, la oposición reprochó al Gobierno que no haya consultado los términos del decreto que pretendía convalidar en la Cámara Baja, además de exigir que se depuren las responsabilidades de quienes han generado la crisis del sistema. El decreto salió aprobado con el voto favorable del PP, Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Coalición Canaria. En contra, Unión Progreso y Democracia, la formación liderada por Rosa Díez; el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y el resto de los grupos de Izquierda. Finalmente, decidieron abstenerse el PSOE y CiU, que esperan poder introducir enmiendas durante la tramitación de la norma como proyecto de ley.
      Fuera de agrios debates parlamentarios, de noticias alarmantes sobre la situación real de la Economía española y de la subida imparable de una prima de riesgo de la que todos hablan y muy pocos entienden, la mayor preocupación de los ciudadanos de a pie se centra en saber cuánto tiempo más tendrán que soportar los azotes de esta larga crisis y de qué forma contribuirán las medidas aprobadas a mejorar las condiciones de sus vidas diarias.
     Pese a la insistencia del Gobierno en la necesidad de reformar los bancos para que el crédito vuelva a la economía real, los expertos aseguran que, después de los cambios emprendidos, las entidades dispondrán de menos liquidez para dar créditos porque la medida les obliga a aumentar las reservas y a inmovilizar dinero, lo que se traduce en que contarán con menos capital para prestar. Esta realidad preocupa a los empresarios y a los trabajadores autónomos. Hasta el punto de que la patronal, aunque valore positivamente la reforma, ha pedido al Gobierno que se preocupe de que “no impacte sobre la concesión de crédito a las pequeñas y medianas empresas"
     De momento, nadie ha demostrado tener la varita mágica que nos saque de la crisis ni se sabe cuándo llegará el día en que una gran mayoría social pueda respirar tranquila por tener cubiertas sus necesidades básicas. Hasta entonces seguiremos sufriendo las medidas ineficaces de los gobernantes de turno, la lacra del paro, la falta de confianza en el futuro y la impotencia ante una clase política incapaz de contener el declive económico y de hacer frente a la corrupción de quienes se han enriquecido impunemente a costa del esfuerzo de todos.
                                                                       

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